Fragmentos (en los que insistí que era yo hablando sola y no la autora) sobre "Diez mujeres"
de Marcela Serrano.
(...) estoy hasta las huevas de ser testigo de como las mujeres lo ceden todo por mantener a su hombre al lado. Los hombres no son más que un objeto simbólico y, créanme, se puede vivir sin tal emblema (...) Me angustia presenciar como las mujeres se desangran para no estar solas. ¿Quién inventó que la soledad de pareja es una tragedia?
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Me dije a mi misma: Nunca más seré el "recipiente de basura" de mi marido. Otro ser humano porque vive contigo, porque contrajo una alianza determinada llamada matrimonio, cree que puede usarte para derramar en ti cada uno de sus desperdicios, ya sean sus rabias, sus fallas, sus frustraciones, sus miedos, sus inseguridades. Esto no es originalidad mía, lo leí una vez en una novela. La protagonista se nombraba así misma el "basurero de su marido", y entonces me cayó la teja: eso es lo que somos o hemos sido casi todas, la que no, levante la mano para aplaudirla.
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Lo del cinismo es algo a lo que muchos acuden, más aún con los años. Nos decimos que ya somos adultos, no debemos pensar en el amor como algo integral, una mancha no ensucia todo el mantel, y si la mancha es horrible, ¿qué tal si ponemos sobre ella un florero y punto? ¡Es tan malditamente fácil! el cinismo se instala tras cada espalda como una pequeña serpiente, tentando, tentando.
Pero a pesar de las tentaciones el cinismo no me sedujo. Estoy en el lugar que elegí. Las mujeres estamos poco acostumbradas a E-LE-GIR, entrampadas en nuestras dependencias, desde las económicas hasta las afectivas.
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No estoy sola cuando estoy sola.