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Mi Santa.
Mi Santa.
Mi vida está escrita con tu puño y letra. Eso que soy y lo que no, cómo se te agradece. Escribí sobre tu último día, sobre la despedida más inconsolable que me ha tocado experimentar. Ahora te escribo en otra honda. ¿Crees que es fácil despedirse y quedarse así de vacío por dentro, entendiendo que quien te puso aquí a quererle y a crecer bajo sus brazos, tal cual pollitos bajo alas, se ha ido para siempre. Crees que es fácil? Yo no escucho mucho a la gente hablar sobre las suyas de esta manera que lo hago yo de ti. Yo no entiendo, pero no me lo imaginaba menos que esto. ¡Cuánto te extraño! Nos volveremos a ver, ya tengo planes para cuando deba marcharme de este lugar. Tengo los planes de aquí, que son maravillosos, y los de allá donde estas. ¿Viste qué manera de vivir con motivos y esperanza tengo?