domingo, 30 de junio de 2013

Sábado en la noche tiene varias fiestas que contar


Carros, luces, frenos, pavimento mojado, cargas, 
motos, luces LED, velocidad, autopistas rápidas, alcohol, 
semáforos, de noche, chicas, de noche...

La velocidad imponente sobre el asfalto las noches de sábado, 
los jóvenes embriagados de energía, de drogas, de alcohol.
 Las chicas con tacones altos y minifaldas mintiéndole a papá a donde esa noche pararán. 
Música, ruido, alboroto y un imbécil y estúpido sentido del humor y de irresponsabilidad. 
Ganas de heroísmo, de importancia, popularidad y pretensión de la codiciosa manera de tener mucho dinero que gastar. Que compra todo. La felicidad advenida de la velocidad, del alcohol y del éxtasis los sábados por la noche. La que acaba el domingo a media mañana o el lunes a las 6 de la mañana más tardar.

Carros últimos modelos, celulares, ropa de marca, bebidas con nombre de diseñadores, dolares, bodas, 
compromisos, despedidas de soltero, clubes nocturnos, prostitutas, de noche, venta, de noche...

Viviendo a mil con poca prudencia, con desespero y adrenalina pubértica*, inmadurez, ganas de tenerlo todo en una noche, en unas horas. Comprar la felicidad de una noche sea el precio cual fuera. Moda, fama, moda, moda. Todo hasta que se acabe la moda y tengas que ir corriendo a que no te deje el tren de la adultez que también este de moda.

Mientras tanto esa noche violaban a una niña de 13 años en el callejón de un barrio de la ciudad donde pasaste a  180 kilómetros por hora en una camioneta de un valor de 2 millones de bolívares fuertes que te regaló tu papá que manejabas drogado con la droga que te vendió el violador.


*la acabo de inventar