lunes, 14 de abril de 2014

Monólogo al viento




Poco tiempo estuvimos apretados, juntos. Con una proximidad sin explicación. Estar allí no fue necesidad de ninguna otra cosa que estar allí contigo. Te necesitaba y no lo supe hasta sentir tu aliento acercarse a mi. Tu mirada de que me querías hacer feliz, tu sonrisa que no disimulaba la gratitud de verme, o tu voz que me hablaba de deseo, tu inquietud que me alteraba los nervios. No conocía de ti pero sabía que existías. Cuántas sabrán que existes y cuántas te habrán encontrado como yo. No quiero saberlo. Pero quiero saber siempre, así sólo lo lleve en mi pecho como un amuleto de la suerte de lo que está en la distancia, que te tuve. Te tuve así sin explicación como pocas veces me ha pasado (para no decir que es la única). Yo no tengo mucha experiencia que contar, pero la cantidad no me habla de calidad. Lo que he tenido ha sido extraordinario, de tallas preciadas. Puedo contarte como una experiencia, entonces; de esas que busco continuar o de esas que dejo ir. Es, a pesar de todo, un festín recordarte con deseo y anhelo, así como pensando y planificando lo que te haré si te vuelvo a ver. Tu me gustas, y creo que puedo llegar a adorarte, si es que ya no lo hago. Aquí yo no te vengo a hablar de amor, es evidente que nada tiene sentido sin amor y es más que evidente que yo escriba cartas por amor, porque siento hambre todo el día y eso es amor.

Pero vaya monólogo, si me he puesto enamorada. Si, no te burles que a mí no me causa pena ni vergüenza, porque esto sería la última cosa del mundo que todo mundo buscaría antes de morir, y como sé que viene mi muerte algún día, ya estoy buscando lo que necesito antes de morir.

Tú me gustas. ¡Tanto! Si te sientes afortunado, es porque tanta gente linda enloquece por ti, y es que tienes una alegría eterna pegada a ti. Pero yo creo otra cosa, tú eres eso que siempre yo buscaba ser; eres un modelo, una matriz donde encajé perfectamente sin un poquito más o menos. Te veo mil defectos, si. Te veo anormal e irregular, te veo en centelleos imposibles de atrapar. No te puedo tomar para mi, sería desconfigurarte, estropearte, alterarte; sería matarte antes de yo morir, y luego que mueras yo tendría que proclamar la liquidación de mi amor porque mata a personas que adoro sin explicación.