martes, 8 de abril de 2014

Decían que era desprendida


Así, desprendidos. Como mi Betzabeth. Una persona desprendida de lo material y lo superficial. Ella que no se veía tanto al espejo ni usaba gomina. Esa que no se maquillaba, y que amaba sin limites, que daba al que necesitara, al que no tenía, al que padecía, y de eso que no tenían, que ella no tenía a caudales tampoco,  lo sacaba de su corazón. Allí, de donde se desprende el amor. No sé cómo. Y vivió sólo 50 años, bien hubiese querido un poquito más, pero no 50 más.

...Y si tu película es vivir 100 años, pregunta si venden pastillas para no soñar.

Así les canta Sabina.