Manitas arrugaditas del poco tiempo que llevan extendidas con uñas delgaditas y que brillan con esencia.
Con labios rosaditos y apelmazados pronunciando un dócil suspiro entre cada respiro.
Gusto o disgusto sin mesura.
Únicos, originales, absolutos. Más que cualquiera de los grandes.
Pero si somos los mismos. ¿Qué ha pasado, qué ha cambiado, quién nos ha ensañado a ser lo que ahora somos, quién nos ha quitado nuestra esencia y belleza de origen?