sábado, 4 de mayo de 2013

Salvador y todos esos angelitos que están y vendrán

Con lagrimítas puras sobre piel aterciopelada que provocan embeleso.

Manitas arrugaditas del poco tiempo que llevan extendidas con uñas delgaditas y que brillan con esencia.

Con labios rosaditos y apelmazados  pronunciando un dócil suspiro entre cada respiro.

Gusto o disgusto sin mesura.

Únicos, originales, absolutos. Más que cualquiera de los grandes.

Pero si somos los mismos. ¿Qué ha pasado, qué ha cambiado, quién nos ha ensañado a ser lo que ahora somos, quién nos ha quitado nuestra esencia y belleza de origen?