lunes, 29 de abril de 2013

Autoanálisis de mis pulmones copleros


Ofrecí mi poesía un día y le hicieron burla a mi propuesta, no saben que la poesía es la danza de las palabras. Quizá no esté bien hecha casi nunca, y confunda las sílabas tónicas con las atónicas. Es posible que utilice palabras rebuscadas. Lo cierto es que después de un tiempo de tanta práctica y error, no confundiré la osadía de mis pensamientos escritos, con una verdadera poesía.

Yo quisiera brindarles algo como una canción, esa que el autor solo manifiesta con sus palabras llenas de sentimiento. Quisiera que sonara lindo y armónico, pero como no tengo buena voz mis dedos se ponen eufóricos. Golpean el teclado como si le dieran  con éxtasis al piano y el latido del corazón como si le diera a la batería. ¿Ven,  que sólo faltaría la voz? Pero yo se que ustedes, los que leen, pueden darle una bonita voz a esto, mientras  deletrean en voz alta, para encontrar el sentido de lo que: qué rayos estoy diciendo.

Ay, pero la poesía tan aburrida. Y ésta dándole tregua al estres de esos exasperados sentimientos de todos los días escribiendo y que poesía. Si, que aburrida y triste me he vuelto gastando las ganas de que alguien entienda lo que quiero decir. Es posible que no se gasten y siga creyendo que alguien se enamora y piensa en el amor leyendo mis tonterías.