jueves, 27 de febrero de 2014

Recetas para no morir antes de tiempo

Si tuviera dos opciones nada más, las dos serían impuestas por mí
Una, pensar en todo como experiencia. No siempre agradable ni de las que sólo te hacen feliz, una experiencia que me haga algo tan simple y orgánico como crecer
La otra es burlarme de lo estúpida que a veces me pongo

lunes, 24 de febrero de 2014

Aguacero en las raíces














Porque ese barrio huele a arepa
Mantiene las calles rayadas donde se jugaba a la semana
Y esas canciones de la banda musical que había al cruzar la cuadra, con cuatros, tambores o maracas
Que cuando se iba la luz sonaban toda la noche bajo la luz de una luna grosera
Y esas correteos de los niños descalzos mandados a la bodega y feliz iban porque llevaban un billete demás para comprar las barajitas que nunca terminaron coleccionar
Y la muchacha de la esquina que vendía los helados en bolsita, amarrados, simulando una teta
Que cuando ya se había almorzado se podían disfrutar como el mejor regalo del día
Y esas matas de mango con la tierra acentada de tanto velar que cayera alguno a las cuatro de la tarde
Y el chinchorro, y el espiral que prendías para que no picara la plaga, y el café con leche de las mujeres de la casa
Y las burbujas de amor de Juan Luis Guerra en la emisora del radio de una abuela
Que cuando te atacaba la soledad en el patio de los mangos soñabas que había una multitud mirando tu gran aparición en la escena
Y la lluvia en la tarde que más limpiaba a los mucilaginosos que espantar a la barriada
Porque eso de lo que estoy hecha,  y tantos cercanos a mí,  se nos mantendrá apretado en el corazón
Porque si de orgullo no se llenan, no saben que reconociendo la brisa que los bañó antes de ser los de hoy, sonreirán de conciliación verdadera
Es la brisa que ausente puede llegar a evaporar la esencia con la cual marchas hasta el resto de tus días 



sábado, 22 de febrero de 2014

A una niña en 1876

Pena, sorpresa y perplejidad te causará saber la rara enfermedad que me aqueja desde que te fuiste. Llamé al médico y le dije: "Deme alguna medicina, porque estoy cansado". Él me contesto: "¡Pamemas y memeces!"  Usted no necesita medicinas: Métase a la cama!" Le objeté: "No, no es uno de esos cansancios que piden cama. Es un cansancio facial" Él dictaminó muy serio: "Ah, es la nariz la que está cansada: por meterla en todas partes! Típico de temperamentos curiosos". Más yo le contesté: "No, no es la nariz, quizá sea el pelo". Entonces con aire más grave aún declaro: "¡Ah, ya lo veo!, usted es de los que, cuando habla, trae siempre las cosas por los pelos: el típico cansancio de gente irreflexiva". "No -le corté-, el cansancio es más bien arriba de la barbilla." Y entonces, con aire aún mucho más serio, dijo: "¡¿Camina usted mucho sobre la barbilla últimamente?". "No", le contesté, a lo cual añadió él: "Bueno, el caso es delicado. ¿No será en los labios?". "Naturalmente -le dije- ¡Ya lo creo que sí!" Entonces, con aire muy muy serio, me dijo: "Creo que ha estado usted dando demasiados besos". "Fue uno solo a una niña amiga mía". "Piénselo bien -me advirtió-, ¿Está seguro de fue uno solo?" Lo pensé bien y dije: "Tal vez fueron once". Entonces decretó el doctor: "Recuerde, ¡ni un beso más hasta que no tenga del todo descansado los labios!". "Pero qué voy a hacer -le dije- si le debo ciento ochenta y dos?" Él, entonces, miró con cara tan patética que hasta le saltaron las lágrimas: "Puede mandárselos en una caja". Yo entonces me acordé de una caja pequeña que una vez había comprado en Dover con la vaga intención de regalársela a alguna niña. Así que los he empaquetado, con sumo esmero, todos; dime, cuando los recibas, si te llegaron intactos o si alguno se perdió por el camino.

De haberlo pensado antes, cuando estabas aquí, te habría tomado las medidas en la misma puerta donde marqué las de Xie y otras amigas pequeñas. Por favor, dime tu altura exacta (sin zapatos) y la marcaré ahora.


Tu amigo que más te quiere, Lewis Carroll

El tiempo se sabe la respuesta

Tendrás que esperar y conformarte,
o esperar solamente,
A lo peor hiciste mal negocio conmigo
A lo mejor acertaste para siempre. 
M. B.


viernes, 21 de febrero de 2014

A mami, Betza.


Niños felices

Mamá me enseñó del amor
Papá me lo ocultaba mientras más me amaba
Mamá me hacía ser una persona con determinación
Papá me hacía sentir frágil, tal muñeca de cerámica
Mamá hablaba de cosas intimas
Papá se aterrorizaba mientras más me amaba
Mamá me quería lista para emprender vuelos
Papá dejó de quererla tanto, es que en mí se lo derrochaba

Papá y mamá estuvieron siempre
Haciendo artimañas para hacerme cantar
Con sin juguetes y sin juguetes, con orgullo nada más
Bicicleta no había, comida a lo cabal
Sonreían al mirar mi cara, de ángel y princesa ideal
Era hermosa a sus ojos como todos padres saben alegar

Papá era mi héroe, mamá mi estampa
Así en ellos crecí cómo mariposa en capullo
Y sin ese capullo no se llegaría a volar. 


Los niños querían hablar


martes, 18 de febrero de 2014

Soma, Psique y Noüs se ponen de acuerdo

Según la imagen de Pico de la Mirándola, el hombre es un camaleón. Puede escoger el bien o el mal, ser ángel o bestia. Es responsable de su infinita libertad. Entre lo diabólico y lo divino, tiene la responsabilidad de trazar el buen camino: el de la glorificación de la obra que utiliza el orden que se le ha entregado para construir una escalera ascendente.

De: Los Motores Ocultos del Renacimiento

Reflexión que a lo mejor se queda corta:
Hagamos de ella (la existencia misma) algo extraordinario en lo positivo, porque somos capaces de ser extraordinariamente malos. Es la gran virtud del hombre, lograr cosas insólitas y excepcionales. La mano que puede todo desde instrumento de violencia a instrumento de sanación; el cuerpo dotado de ilimitadas posibilidades; y una mente que puede borrar todas estas palabras e inventar otras para definir mejor al hombre y al universo.
K.M.