Me han citado a la oficina del ballet. Me han hablado de un seguimiento, de una evaluación de desempeño.
Somos bailarines de una compañía, de la más importante del país valga destacar. Ya esto lo he aclarado antes. Tenemos un sueldo roñoso, que a duras penas alcanza para tener un lugar donde vivir. Esa es la realidad sin ponerle periquitos y adornos, sin exagerar ni recargar la pena. Es así. Pero nos hacen una evaluación de desempeño para la que optamos a una bonificación, que es algo así como un aumento de sueldo. Esta bonificación es meritoria si logramos tener una calificación final que diga: "Sobre lo esperado". Allí optaríamos a esa miserable suma de no mas de 700 bs., en mi caso 400 bs., que deberían, según nuestros patronos, ser suficientes y rentables para nuestras vidas. Les pregunte: ¿ustedes creen justo, que mientras estamos "comiendonos un cable" porque nuestro sueldo esta por abajísimo de lo que necesitamos para vivir; por abajo de lo que merecemos como artistas, como trabajadores de alto rendimiento, como profesión de corta vida, como ejecutantes de una exigente y difícil disciplina, tengamos que ser evaluados para sentenciar si merecemos o no un bolívar más?
Me han dicho que conmigo cuentan siempre, que logro y supero las dificultades. Me han dicho que ésta reunión es para advertir donde se han notado mis debilidades. No es el caso comentárselas ahora, pero si no mejoro y supero esas debilidades mi evaluación final no dirá "sobre lo esperado" así que no habrá un bolívar más para mi. Es perverso. ¿No se les pasa por la cabeza hacer algo por sus bailarines? Algo honrable, algo justo. Estamos mal con nuestro sueldo y ellos buscan amedrentar con una evaluación que para mi debería tener otro sentido y objetivo. El de crear competencias, ganarse un puesto, un cargo, un papel. No un bolívar más cuando ya tenemos un mísero sueldo que no nos hace estar dignos para ninguna evaluación. ¡Lo defino perverso! Y no moveré un dedo de mi pie ni de mi mano para ganarme las tres lochas que me ponen adelante para oler y seguir como un perro hambriento. Ya mi trabajo en esta compañía vale más que todo lo que en seis años me han dado cada mes.
Todos, absolutamente todos los bailarines del Ballet Teresa Carreño, merecemos no solo la primera bonificación, llamada "primer paso" sino todo lo que la institución posee para mejorar nuestro salario. Porque sí lo tienen, si lo ofrecen es porque lo tienen.
Espero que de alguna forma las personas que deben leer esto lo lean. Eso quiero, porque quizá mi descarga no fue con los más indicados. Pero igual cuentan.