“Quiero una casa de piedra junto al mar //… echarías tu cabeza de diamante imprevisto / en el agua madura de mis hombros / buscando, como un pez ávido de soledad, un par de lunas de limo detenido / en las que un bosque antiguo recogiera sus iniciales savias. // Yo calzaría el crepúsculo entero entre mis dedos / probándome su herencia de anillos, / esperando que creciera en mi cara el polen de la eternidad. (…) / Eras un marino ciego contando barcos / por el recuerdo de las constelaciones en el puerto.”
Luz Machado.