martes, 1 de marzo de 2011

El lugar donde nos dejamos



Se escuchaban risas de chicas sin ningún complejo. Un vaso se caía al suelo provocando un ruido estridente, y mas risas como que si lo que pasaba era el mejor chiste de la mañana. Una licuadora, un tarareo de alguna canción para niños de una emisora cubana, un grito de queja porque se quemaba el café. Una mañana clara, iluminada con una montaña dibujando la ventana. Cabelleras largas brillantes, despeinadas... quizá alguna sostenida por una pañoleta. Una cabellera rubia como el oro, una negra como azabache, una como el color de la miel. Se quemaba el café y a otra se le desbordaba la leche. Apuradas porque se había pasado tanto rato en desayunos frescos y charlas de lo existencial, de lo que se tenia y no, de lo que se quería y no, de lo que no gustaba y encantaba... del amor y de emoción.

Solo quedaba un poco de tiempo para vestirse y terminar de alistarse, y corriendo llegar a trabajar. El bus, la maleta, el bolso, el pasaje, y la bolsita con un termo de café.

Regresar al final del día agotadas pero con ganas de seguir riendo, de contando y de oyendo cada cuento de lo que juntas ya habían vivido desde la mañana. La ducha abierta, jabones y cremas. Vestidos de un cuarto a otro para saber cual quedaba mejor, a cual cuerpo, y a qué color de cabello le iba perfecto. Prendas que serian la gala y coquetería para terminar el día con la persona indicada de la que comentábamos en la mañana.

Aura, aromas, brisa fresca, risas, risas...

Emocionadas, y si, enamoradas. Las tres mirando estrellitas, corazones palpitando, ilusionadas, atontadas. Viviendo emociones, queriendo vivirlas. Haciendo lo que se pudiese para llegar al umbral de nuestra pasión.

"Corre, en cinco minutos llegan a buscarnos" Perfumes... y risas. Que no se enteren de que mañana hay una función y estamos saliendo a las nueve de la noche a continuar gastando el día, y con quien quisieramos gastarlo. Emocionadas, una vez mas. Porque había un y otro interés en cada una de ellas por ellos, los que entraron, los que se involucraron a nuestras risas, a nuestras vidas, a nuestras alegrías diarias.
"espero por el"- "quiero verlo hoy"-"viene hoy y se queda"-"las rosas que me regaló"-"a donde me llevó"

Esperaron luego. Apostaron. Confiaron. Esperaron. Allí estaban juntas aún riendo y en adelante esperándolos. Pero de repente ya no hubo nada. Hubo lágrimas y llantos. Puertas cerradas, sin perfumes. No mas risas en el desayuno. Llamadas amenazantes. No más de eso bonito juntas. No más café quemado y canciones cubanas de alegría. Los cuartos se fueron quedando vacíos y solitarios... sin energía y espíritu alegre. Ni ellos con las rosas, ni el "a donde me llevó hoy".